martes, 10 de julio de 2012

Dia 8

 Martes, 10 de  julio, 8.30 de la mañana.
Salgo a caminar una hora por el Retiro.
Hay caminantes/caminadores como yo,
perfil mediana edad y mayores, pero lo que más hay,
son corredores de todas las edades
y algún que otro ciclista.
Yo iba rápido pero ellos siempre me pasaban, me adelantaban,
a veces oía las pisadas otras veces oía sus respiraciones,
casi jadeos por el esfuerzo.
Y a medida que realizaba el circuito
que rodea el parque
me entraban más ganas de correr.
Según el médico de cabecera
no debería intentarlo hasta que pierda
unos 12 kilos,
 porque podría dañarme las articulaciones.
Así que seguiré caminando.
El cuerpo nos limita,
nos cobra los placeres textiles
acumulados.
Los excesos del placer
con dolor y esfuerzo
quedarán atras.
Espero que sí.
Creo que sí.
Al caminar oyes tus pensamientos
esa vocecita que no tienes tiempo
de escuchar.
No llevo cascos
(nunca llevaría música o la radio).
Caminas  y con el cuerpo recuerdas
la que eras
cuando estabas en forma.
Creo que el cuerpo tiene memoria
e inteligencia.
En la búsqueda del bienestar
nos recuerda qué somos.
La sombra de los árboles añejos
es deliciosa
 y aunque se oyen los coches
que circulan fuera del parque,
la misma vegetación, barrera natural
hace que el ruido se quede fuera.
Vivir cerca del Retiro es un gran privilegio.
Soy consciente.
Me encanta.
 La piedra en mi zapato ha sido...
que cometí el error de llevar unas sandalias
que no me sujetaban bien el pie
 y tengo las plantas de los pies algo escocidas.
Mañana seré precavida y me pondré calcetines del algodón
 y deportivas con cordones ( las mejores).
No me gustaría que este cuerpo tan listo
sufra porque sí.
No soy masoca.
Después de la caminata
me tumbé bajo un árbol frutal
cerca de la zona del Angel Caído
y dejé que el sol mañanero me calentase la piel.
"Caminante no hay camino..."
decía Machado.


Angel Caído


 

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